GLIPTODONTES

Estos fantásticos acorazados son casi el símbolo de la Era Cenozoica sudamericana. Gigantes y pesados abundaban en las llanuras pleistocénicas. Formaban parte de un grupo muy diversificado que poseía numerosos géneros, los que se pueden diferenciar principalmente por el tipo de caparazón, el adorno y forma de sus placas y la estructura de su cola o tubo caudal.
Los gliptodontes pertenecen a una línea evolutiva, hoy totalmente extinguida, que no dejó descendientes. Muchos libros de texto escolares cometen el error de afirmar que los actuales armadillos son sus descendientes. Es probable que haya sido al revés, cuando aparecen los gliptodontes –a mediados del Eoceno– los armadillos –originados en el Paleoceno, al principio de la Era Cenozoica, hace más de 60 millones de años–  ya llevaban una diversificada historia evolutiva.

Según Ameghino, los representantes del género Glyptodon representarían el último termino de la evolución de la rama a la cual pertenecen.

Los gliptodontes fueron mamíferos xenartros de talla mediana a grande. Algunos posiblemente superaron las dos toneladas de peso, mientras que otros no sobrepasaban los 80 kilogramos. Sus cuerpos estaban protegidos por rígidos caparazones, sin bandas móviles–a diferencia de los dasipódidos, peludos y mulitas, que poseen bandas móviles–, formados por placas óseas de origen dérmico que podían estar o no soldadas entre sí.

La cola estaba totalmente protegida por  una serie de anillos móviles, de diámetro decreciente. A diferencia de otros gliptodontes, el Glyptodon no tenía  tubo caudal.

 

 

MandíbulaMandíbula de Gliptodonte, Museo Histórico de Junín.

 

 

 

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